Despedida

25 septiembre 2011

Lamento informar que después de tantos años en vuestra compañía escribo el que probablemente será el último post de este blog. Doy por finalizada una fase de mi vida. Sin embargo todo seguirá más o menos como hasta ahora en Meteorito Digital. Así que, ¡hasta dentro de un click!.

:-)

Quiero agradecer a todos aquellos lectores y amigos que habeís colaborado en hacer este blog divertido e informativo. ¡Espero que lo hayaís pasado tan bien leyendo como yo escribiendo!. Sin vosotros esto no sería lo mismo.

0x0008: Apogeo y decadencia de un blog

3 May 2011

Divagación

Esta noche, poco antes de conciliar el sueño, me he puesto a pensar sobre el blog, y sobre lo difícil que es mantener un ritmo de publicaciones. Tanto es así que a veces, incluso con alguna idea interesante en mente me veo incapaz de llevarla a la práctica o bien por falta de tiempo o directamente por vagancia. Y es una lástima, porque me gusta escribir, pero se hace cuesta arriba. Por ejemplo hace escasamente una hora se me ha ocurrido que podría escribir una entrada sobre piropos guarros, pero claro, no deja de ser una tontunez. También he pensado escribir sobre los viajes que voy haciendo, o sobre Braunschweig, la ciudad en la que estoy de Erasmus, pero siempre se queda todo en agua de borrajas. Así que ya vale, quiero escribir algo, y concretamente va a ser un análisis sobre este blog.

Punto de partida

El blog comenzó el 26 del 2 de 2009 y hasta la fecha (sin incluir esta) he publicado 70 entradas (echo de menos las iteraciones :( sniff sniff, que eran como se llamaban al principio mis entradas).

Si colocamos en una gráfica las entradas en el eje X y cuándo fueron publicadas podremos ver la evolución del ritmo de publicación.

En el gráfico se aprecia cuándo fue publicada cada entrada.

Análisis y conclusiones

¿Y ahora esta gráfica qué quiere decir?. La verdad es que es lo único que se me ha ocurrido para mostrar los datos, no estoy muy ingenioso últimamente. Pero hay una cosa muy clara, hasta más o menos la 60 todo parece ir bastante bien, pero a partir de ahí aumenta mucho el tiempo entre publicación y publicación.

Si añadimos una línea de tendencia a la gráfica vemos que en nada se parece la gráfica a lo que sería un ritmo de publicación «ideal».

La línea de tendencia es la mejor aproximación a una recta que se puede encontrar para esta gráfica, en este caso, el coeficiente R^2 nos indica que la recta se ajusta un 76% a la gráfica (un ajuste bastante malo)

Si en vez de utilizar una recta usamos un polinomio de grado 2, podemos ver donde se encuentra el «óptimo» del ritmo de publicación. Aviso que esto del óptimo me lo he sacado de la chistera, si veis cualquier error, como siempre, sois bienvenidos a corregirme.

En el mínimo del polinomio de tendencia se encuentra el ritmo de publicación más alto del blog. Igualando la derivada a 0, corresponde a 4.4143/0.3204 = 13,78. Más o menos donde la pared roja.

Ya puestos, vamos a usar un polinomio de grado 3 a ver qué resultados obtenemos.

Ahora se distinguen 3 secciones, que podemos bautizar como Ascenso, Apogeo y Decadencia. Los separadores los he colocado a mano tratando de mantener en la sección media la parte más recta posible de la gráfica. El punto de inflexión debería caer en el medio (segunda derivada igualada a 0).

¿Y todo esto qué significa?. Que si sigue la tendencia, mi blog se va ir a pique en breve. ¡Esperemos que no!. ¡Trataré de evitarlo, aunque sea a base de escribir artículos chorras como este!

Enlazo también la hoja Excel con los cálculos.

0x0007: La Saga de los Genau, la bicicleta

25 marzo 2011

¡Hola a todos!. Después de llegar a casa tras una noche divertida, de esas de bailar pero no follar, creo que es el momento perfecto para retomar el blog escribiendo una nueva entrada sobre mi bicicleta. Aviso que mi tasa de alcoholemia no es exactamente de 0.0 así que mañana quizá, y sólo quizá, volveré a leer esto y corregir posibles errores en la narración.

Parte 1: La búsqueda

Como toda historia que se precie, debe haber un comienzo interesante y divertido para enganchar al público. Bien, según cuenta la leyenda no hay tesoro sin una búsqueda, no hay satisfacción sin cierto dolor. Y ésta leyenda no iba a ser menos. ¿Cómo vamos a conseguir una bicicleta sin ni siquiera buscarla?. La bicicleta, que de ahora en adelante denominaré bicicleta Anacleta, fue un obsequio de un amigo que estuvo de Erasmus aquí el año anterior. Y como buen amigo que es, me regaló las llaves en España pero me puso una condición que debiera recordar en el futuro: «no hinches las ruedas, tienes que cambiar las cubiertas que están en mal estado». Eso sí, no me dijo dónde la había escondido, por lo que tras probar con más de una docena de candados de las bicicletas del cobertizo, no me quedó más remedio que llamarlo al teléfono para que me dijera exactamente dónde narices la había abandonado. Primer objetivo cumplido, ¡ya tengo bicicleta!.

Primera en la frente.

Umm, las ruedas están desinfladas, y no tengo bomba de hinchar. Sin embargo, hay dos estupendas gasolineras aquí al lado con sus respectivos puestos de aire y agua. ¡Qué bien!. ¡Hoy mismo podré usarla!.

¡Estupendo!. La rueda delantera ya está hinchada, ¡genial!. ¡Vamos a por la trasera!. Sssssshhhhhhh. ¡Alto!. ¡Un momento!. ¿Y ese huevo que sobresale por el lateral de la rueda?. ¡Mierda, me he pasado de presión!. Será mejor que afloje la válvulaaaa piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Efectivamente, como podeís suponer me estalló la cámara de aire a medio metro de la oreja dejándome durante varios segundos más sordo que una tapia. Un amable hombre que estaba a mi lado con su vehículo empezó a hablarme. Creo que le dije «Kaputt» pero no lo podría asegurar ya que no oía ni mis propias palabras. Menos mal que en un par de minutos recuperé totalmente la audición.

La reparación

Durante unos cuantos días aparque a Anacleta hasta que alguien me comento que existía un taller con todas las herramientas a tu disposición donde te podías reparar tú mismo la bicicleta pagando sólo la voluntad. A rastras llevé a Anacleta una tarde de otoño hasta allí, y le cambié las cubiertas y la cámara reventada, aunque primero tuve que rebuscar en un montón de cubiertas de segunda mano apiladas las que se ajustaban a las medidas. Encontré dos, una lisa y otra con tacos, que coloqué detrás para mejorar la tracción. Ya la memoria me empieza a fallar, pero creo que justo el taller cerraba y tuve que volver otro día a acabar de «tunear» a Anacleta arreglándole la luz (la dinamo no hacía contacto, y tensé los frenos que tampoco funcionaban muy bien). Parece que por fin, Anacleta estaba lista.

El incidente.

El incidente sucedió una mañana cuando me dirigía a clase. Un abuelete arrancó en un paso de peatones cuando justo pasaba yo y me golpeó ligeramente la rueda trasera. Ni siquiera perdí el equilibrio, por lo que después de decirme mucho «enshuldigun, enchuldigun» le dije que no pasaba nada. Más tarde me di cuenta de mi error. El impacto había doblado la rueda e incluso había girado el eje de forma que rozaba con el cuadro. Cada pedalada suponía un gasto triple de energía. Vuelta al taller.

La solución fue ajustar radio a radio la tensión de los mismos de forma que pude volver a poner recta la rueda, y desmontar el eje y volverlo a colocar. Una hora flojando y apretando radios puede ser considerablemente aburrido, pero al final, Anacleta quedó lista para nuevas aventuras.

Tienes pocas luces

Volviendo del bar no sé que sucedió pero alguna parte de mi cuerpo accidentalmente golpeó a la Señora Dinamo y la mandó a hacer puñetas. Vuelta al taller a ajustar la Dinamo y a volver a poner los cables asegurándolos con cinta aislante. Solución provisional que falló más que una escopeta de feria y que todavía sigue fallando porque no la he acabado de reparar.

Algunas reparaciones más entre nieve y hielo

Por supuesto que tuve que volver varias veces al taller. Pequeños ajustes hasta que en la última visita me puse a tratar de arreglar las marchas para que fueran más suaves, y acabé teniendo una bicicleta prácticamente monomarcha y sin frenos traseros, cosa especialmente divertida cuando está todo nevado y vas derrapando al menor descuido. Llegados a este punto decidí dejar hibernando la bicicleta, con tan mala fortuna que cuando me quise dar cuenta se había congelado por ser tan vago de no haberla metido en el cobertizo.

El pedal y estado actual

Para acabar, que ya tengo ganas de finalizar la historia, queda comentar pequeños detalles como las innumerables veces que se me salió la cadena, las otras tantas que hablando por el móvil estuve a punto de chocarme con alguien, o directamente cuando perdí un pedal. Sí, tal cual. Se le cayó el pedal al suelo. Lo recuperé y lo até con cinta aislante, pero esta noche lo he aventado ya que era más un estorbo que una ayuda. Con un pequeño saliente metálico que queda me apaño, aunque creo que se me acabará desgastando el zapato derecho.

En estos momentos estoy completamente seguro de dos cosas: la primera es que seguro que me dejo alguna anécdota graciosa relacionada con Anacleta, y la segunda que esto no acaba aquí, que no sé por qué me guarda algo de rencor y volverá a hacerme alguna esta malavada compañera.

¡Buenas noches!

¡Casi se me olvida presentaros!.

Bajo cero

Pedal recuperado colgando

0x0006: La saga de los Genau, Chuck, mi planta

11 noviembre 2010

¡Quién se iba a imaginar que una planta en mis manos podría sobrevivir tanto tiempo!. Siempre había querido tener una propia, así que cuando en el Ikea pasé por la sección correspondiente no me pude resistir y acabé comprando la más barata con buena pinta que encontré (2€ bien invertidos). Ahora buscando en el catálogo web acabo de descubrir que pertenece al género Spathiphyllum, y que necesita poca agua y poca luz (incluso menos de la que le estoy proporcionando). Las piezas ya empiezan a encajar.

Importante:

Si estás pensando en comerte la planta, en la Wikipedia avisan que es mala idea porque es un pelín tóxica: «Spathiphyllum is mildly toxic to humans and animals when ingested».

¿Qué he hecho para que no se muera en mes y medio?

Los tres puntos clave que he seguido:

– La he colocado entre la cortina y la ventana, de forma que aproveche el poco sol que hay por estas tierras.

– Regarla cada 2, 3 o 4 días con medio vaso de agua o poniendo la planta entera debajo del grifo durante un par de segundos (y abriéndolo al máximo).

– La calefacción siempre al máximo. Calculo que algunos días he llegado a tener cerca de 30ºC dentro de mi habitación, aunque ahora rondará los 20ºC.

Mi planta, Chuck, mostrando un aspecto sano, lozano y alegre.

 

Como curiosidad diré que compré a Chuck (creedme, le acabo de poner el nombre ahora al escribir esto) sin flores y a los dos días le brotaron. Seguramente se pensó que había llegado la primavera. O quizá simplemente sea que se siente feliz.

0x0005: La saga de los Genau, el salmón asustado

9 noviembre 2010

Son las 7:30 de la tarde y me dispongo a hacer la cena, porque directamente me muero de hambre. Hay que tener en cuenta que me voy adaptando al horario alemán. Me he levantado a las 6:15, he comido a las 12:30 y solo he merendado unas pocas barritas de Kinder.

Así que, lo primero, ¿qué tengo para cenar hoy?. Desde hace un rato lleva descongelándose un filete de salmón que pensaba hacerlo a la plancha. Pero claro, ahora tengo más hambre y eso problablemente me sabría a poco. ¡Qué narices!, hagámoslo al horno con patatas y cebolla. Por supuesto es la primera vez que cocino un invento como este, así que he decidido documentar todos los pasos y escribir unas pequeñas notas para ayudar a aquellos Erasmus tan torpes como yo.

Requisitos de Hardware

125 g. de salmón
– 3 patatas pequeñas
– Media cebolla
– Aceite de oliva

Paso 1

Descongelar el filete, al menos si vas a preparalo a la plancha. Sácalo un par de horas antes del congelador o si no, si es demasiado gordo se quedará crudo por dentro. Con un microondas un par de minutos a potencia baja para descongelar es suficiente (aquí no tengo y lo echo mucho de menos, tanto, que estoy pensando en comprarme uno para poder desayunar en condiciones).

Quizá es interesante echarle sal en este punto para que no quede demasiado soso. A mí se me ha olvidado y se la he tenido que añadir al final.

En el supermercado que tengo al lado de casa no hay demasiada variedad: salmón o bacalao congelado.

 

Paso 2

Cortar la cebolla (quitándole la piel) en trozitos pequeños y colocarla en el fondo de la bandeja de cristal.

Pelar las patatas con un cuchillo liso, cortarlas en láminas de unos 0,5 cm y ponerlas por encima de la cebolla.

Ya que estamos una buena chorradica de aceite por encima (y también un cuarto de vaso de agua, vino o vodka, aunque en mi caso ya sea un poco tarde).

Con las patatas y la cebolla listas.

 

Paso 3

Meter la bandeja al horno y encenderlo a 200-250º (concretamente a 240º). En unos 40 minutos habremos completado esta fase y tendremos que sacar la bandeja con CUIDADO (he tomado la bandeja con dos guantes y la he apoyado sobre el metal del fregadero).

No me quería arriesgar a dejar la bandeja en algo que no fuera metálico.

Paso 4

Colocamos el pescado encima de las patatas y devolvemos la bandeja dentro dentro del horno. Aquí le he añadido el cuarto de vaso de agua que debería haber añadido antes. En diez o quince minuticos debería estar listo.

El salmón supurando grasilla blanca justo antes de sacarlo del horno.

 

El veredicto

El resultado es aceptable, quizá un poco soso y con parte de la cebolla quemada por culpa de algunos pequeños fallos como no echarle sal hasta el final u olvidar el agua.

El resultado.